domingo, 18 de noviembre de 2012

POSTALES EN LA MEMORIA A TRAVÉS DEL ARCHIVO DE LIEVA

Ya no se hacen postales de los pueblos. Antes de la aparición de las nuevas tecnologías, las postales eran uno de los escasos métodos que los pueblos tenían para promocionar sus recursos turísticos. Eran los tiempos del correo, de los sellos, de la correspondencia entre familiares y amigos. Todo turista que quería presumir de su destino de vacaciones, compraba una postal del lugar y la enviaba a sus allegados contándoles los encantos de la zona. El “cartearse”, de entonces, no tiene nada que ver con el “escribirse”, de ahora, ya que el haber retomado esta costumbre como forma de comunicación se debe a los nuevos soportes informáticos, fundamentalmente a través del correo electrónico

Las postales dieron nombre a los soportes de las primeras fotografías. Eran cartones impresos con la imagen fotográfica que en su reverso tenían un hueco para la escritura. Como ejemplo de estos usos, tenemos postales de personajes ilustres, de familias pudientes o de la propia Virgen del Carmen de Galaroza, fechada ésta última en 1927.


Se trataba de estampas pertenecientes al primer tercio del siglo XX, que llevaban incrustada la leyenda “Tarjeta Postal – Union Postale Universelle - España” o “Post Card – Carte Postale”, dependiendo del soporte utilizado; algunas de ellas incluso tenían bien separadas la zona de escritura y de señas. Otras, por el contrario, eran encargos específicos a los primitivos laboratorios fotográficos de la época.

Luego, las postales fueron coloreadas con mecanismos que hoy costaría creer. De esta época son algunas de imágenes que pertenecen a diversos lugares de cada pueblo, todos ellos céntricos y reconocidos como emblemáticos. En Galaroza, el archivo histórico de la Asociación Cultural Lieva ha conseguido recopilar muchas de ellas y conserva postales de zonas como el centro del pueblo, Las Pizarrillas, Venecia o la calle San Sebastián.


A través de las postales, podemos recordar zonas que ya no existen, como el antiguo Carril cachonero, flanqueado por majestuosos olmos hoy desaparecidos, la farola que reinaba en la plaza de Los Alamos, junto a donde se instalaba la caseta de baile de las fiestas, o las gradas que adornaban la fuente del Cenagal.

En esta localidad, las introdujo el recordado fotógrafo Fidel, testigo de todo cuanto aconteció en Galaroza en la segunda mitad del siglo XX, inmortalizando el Paseo de Venecia o El Carril en los años 60 del siglo pasado en unas tarjetas que fueron impresas en Murcia.
Se utilizaron también postales como soporte para sorteos, como la Rifa que organizó la Comisión de Festejos de 1978 cuyo boleto eran fotos de la glorieta de La Rábida y de la Plaza del Ayuntamiento; esta iniciativa utilizó como soporte las singulares postales editadas un par de años antes por la Mancomunidad Turística de la Sierra de Huelva, una entidad conformada por los ayuntamientos en los años setenta y que no llegó a cuajar como fórmula comunitaria.
Las últimas postales que se recuerdan las distribuyó Paco Vázquez a finales de los años noventa, aunque con anterioridad también las editaron algunos comercios, como el de Paco Bejarano, y se habían impreso las de la zona de las trincheras y La Era chica.

Hoy, resulta un ejercicio de romanticismo recordar a las postales, como vehículo de comunicación que fueron y de promoción turística de los encantos de nuestros pueblos.



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